Amigdalitis vírica o bacteriana, síntomas y cómo diferenciarlas

9 de enero de 2023

La amigdalitis, más conocida comúnmente como anginas, es la inflamación de una o de las dos amígdalas. ¿Sabes qué son las amígdalas y para qué sirven? Forman parte del sistema inmunológico del cuerpo, concretamente el linfático, y se encargan de generar los linfocitos, las células que ayudan a detectar y eliminar virus y bacterias que entran en el organismo. 

Lo que conocemos como anginas son en realidad las amígdalas palatinas, que están situadas en la garganta,una a cada lado de la “campanilla”, al final de la boca y la nariz, para actuar de barrera en la entrada de microorganismos en las vías respiratorias. 

La inflamación de las amígdalas, la amigdalitis, se puede producir por infecciones de virus o bacterias. Sus síntomas son distintos, al igual que su tratamiento, y cuando se infectan se pueden poner rojas y cubrirse con placas de un color blanco-amarillento, lo que puede provocar fiebre, dolor y malestar al tragar. 

¿Cuáles son los síntomas de la amigdalitis?

Los síntomas más frecuentes de las anginas son los siguientes:

  • Inflamación y enrojecimiento de las amígdalas.
  • Aparición de placas.
  • Fiebre y escalofríos.
  • Congestión nasal y tos.
  • Dolor de garganta, cabeza y oídos.
  • Malestar general.
  • Dificultad para tragar.
  • Rigidez de cuello.
  • En casos graves, dificultad para respirar.

Obviamente, no siempre se manifiestan todos ellos, aunque el dolor de garganta y malestar al tragar sí que son recurrentes.

Diferencias entre anginas víricas y bacterianas

Cerca de un 70% de los casos de amigdalitis, son provocadas por virus, el 30% restantes son las bacterias las que los causan. 

Se trata de una enfermedad que puede afectar a niños y adultos, aunque es más frecuente en los más pequeños de la casa. Las amigdalitis víricas se suelen dar de forma más habitual en los niños menores de tres años, mientras que la bacteriana es más frecuente en la franja restante, entre los 3 y los 15 años. 

Cómo diferenciar la amigdalitis vírica de la bacteriana

Tener clara la diferencia entre si son anginas víricas o bacterianas es vital de cara al tratamiento a seguir, que es muy diferente en cada uno de los casos. Puesto que una la genera un virus y la otra una bacteria, no sirven los mismos medicamentos.

Las amigdalitis víricas son las que se dan de manera más frecuente y los síntomas suelen ser más leves. En este caso se suele tener la garganta muy roja, con molestias al tragar, mocos, estornudos y tos, dolores musculares y puede dar algo de fiebre. Al ser de origen vírico no se trata con antibióticos y hay que dejar pasar unos días para que mejore. Su incubación suele ser de 3 días y luego los síntomas aparecen de forma brusca. Al ser vírica es mucho más contagiosa.

Las amigdalitis bacterianas son las que menos se producen y al estar provocadas por la infección de una bacteria se tratan con antibióticos, penicilina o amoxicilina, para acabar con ella. En este caso la fiebre será elevada, el dolor de garganta intenso, inflamación de los ganglios y saldrán las “placas” de pus en las propias amígdalas. Será el médico el que paute el tratamiento a seguir, que suele ser de 10 días para acabar con la infección por completo. Son menos contagiosas que las víricas.

PRUEBA PARA CONFIRMAR EL ORIGEN DE LA AMIGDALITIS

En algunos casos, resulta complicado saber si es bacteriana o vírica porque las famosas “placas” de pus aún no se han manifestado en la garganta. En estos casos, lo más frecuente es que te recomienden descanso y controlar los síntomas y si estos persisten pasados unos días que vuelvas al médico. 

Es en ese momento, si aún no ha dado la cara, pero hay síntomas que puedan hacer pensar que es una infección bacteriana, se puede practicar un cultivo faríngeo. Es un test que se realiza recogiendo la saliva de las amígdalas con un bastoncillo especial, y se analiza en una media hora para detectar el Streptococcus pyogenes, la bacteria más habitual de estas afecciones.

Cuánto duran las anginas víricas y las bacterianas

Cuando las anginas son causadas por un virus, suelen durar una semana. Si los síntomas continúan pasado ese tiempo, es recomendable acudir al médico para consultar.

Si la amigdalitis o anginas están causadas por bacterias, el tratamiento con antibióticos suele durar 10 días. En el caso de ser originadas por el estreptococo, si no se tratan con antibióticos, puede llegar a generar complicaciones mayores y demorar el proceso de curación, por eso es importante completar todo el tratamiento antibiótico cuando lo ha pautado un médico.

Posibles complicaciones de las anginas

Una de las preguntas más recurrentes es si la amigdalitis se puede agravar. La respuesta es que podría, pero un porcentaje muy pequeño de los casos. Se provoca, por ejemplo, un absceso periamigdalino, que ocurre cuando se forma una acumulación muy grande de pus alrededor de la amígdala. Esto necesita tratamiento de manera inmediata para que el absceso provocado no bloquee las vías respiratorias. Es un caso extremo, pero los síntomas a los que hay que estar atentos son:

  • Dificultad para respirar. 
  • Problemas para la apertura de la boca.
  • Excesiva secreción de saliva.
  • Dolor muy intenso de garganta. 
  • Aumento del tamaño de la amígdala. 

En estos casos hay que acudir al médico lo antes posible para comenzar con el tratamiento.

También se puede dar el caso de que haya amigdalitis crónica, es decir, que se produzca en repetidas ocasiones a lo largo de seis meses. Esto puede provocar algunas complicaciones como:

  • Obstrucción respiratoria.
  • Problemas cardiacos o de fiebre reumática. 
  • Deshidratación.
  • Flemones y abscesos periamigdalinos o ganglionares.

En este tipo de amigdalitis se valorará si debe existir una amigdalectomía, que es una intervención quirúrgica en la que se extirpa parte de las amígdalas palatinas. Ya no se hacen tantas como hace años, pero aún es necesario hacerlas por infecciones recurrentes o porque las amígdalas tengan un tamaño tan grande que dificulten la respiración o la deglución, causando desde trastornos de crecimiento hasta apneas del sueño. 

Medidas de prevención de la amigdalitis

Las amigdalitis no se pueden contagiar, pero sí los virus o bacterias que las provocan, por ello es importante tomar medidas cuando sabemos que estamos cerca de alguien que puede tener alguno de estos virus o bacterias. 

Algunas de estas medidas básicas son: 

  • Evitar el contacto con las personas que padezcan esta enfermedad. 
  • Lavado de manos frecuente.
  • Tapar la boca y nariz al estornudar o toser.
  • Evitar compartir vasos o utensilios de comida. 

Consejos para curar la amigdalitis vírica y la amigdalitis bacteriana. Tratamientos

Puesto que se trata de dos afecciones de origen muy distinto, como ya se ha comentado, los tratamientos son lógicamente diferentes.

Para la amigdalitis vírica, lo más probable es que el médico únicamente prescriba medicamentos antiinflamatorios y antipiréticos, para aliviar los síntomas y la fiebre. Las infecciones provocadas por virus no tienen tratamiento y es necesario dejar que el cuerpo actúe contra la infección. Pero podemos ayudarle a que lo haga mejor preparado y a mejorar los síntomas asociados a la amigdalitis. 

En el caso de la amigdalitis bacteriana, el profesional médico optará también por los antibióticos.

Además del tratamiento prescrito por el médico, es aconsejable también seguir unas recomendaciones generales para aliviar el dolor de garganta y favorecer la rápida recuperación:

  • Mantener reposo. El cuerpo requiere toda tu energía para combatir los virus. Cuando hay fiebre es mucho más necesario.
  • Beber muchos líquidos, también esencial en casos de temperatura elevada. 
  • Usar un humidificador para evitar la sequedad del ambiente que irrita la garganta.
  • Las comidas deberán ser sencillas de tragar y los líquidos que no sean muy calientes para no provocar más escozor.
  • Tomar bebidas tibias: consomés, infusiones, agua con miel…
  • Evitar las bebidas frías.
  • Hacer gárgaras con agua salada.
  • Por supuesto, no fumar y no estar en espacios con fumadores o humo.
  • Tomar comprimidos para chupar Angileptol, para aliviar el dolor de garganta, la irritación y la inflamación.

Lo más importante es que la persona enferma se encuentre cómoda y esté bien hidratada. Si los síntomas no mejoran o empeoran pasados tres días, lo mejor es consultar con el médico.

La miel es un líquido dulce y viscoso producido por las abejas a partir del néctar de las flores. Pero más allá de su sabor, este elixir natural está repleto de nutrientes y compuestos beneficiosos. Contiene una mezcla compleja de azúcares, principalmente fructosa y glucosa, que proporcionan una fuente rápida de energía.

Además, la miel es rica en vitaminas y minerales esenciales, como vitamina C, calcio, potasio, hierro y zinc, los cuales contribuyen al fortalecimiento del sistema inmunológico y la salud en general.

Una de las características más notables de la miel es su capacidad antibacteriana y antimicrobiana. Contiene enzimas, antioxidantes y compuestos inhibidores del crecimiento bacteriano, lo que ha llevado a su uso histórico como remedio para diversas afecciones, incluido el dolor de garganta.