Tos ferina: qué es y cómo identificar los síntomas

11 de septiembre de 2025

La tos ferina es una enfermedad respiratoria que a lo largo de la historia ha sido bastante común, sobre todo en la infancia. Hoy en día se habla menos de ella gracias a la vacunación.

A veces se confunde con un resfriado largo o con una tos que parece no terminar nunca.

Comprender qué es la tosferina, cómo reconocer sus síntomas y en qué se diferencia de otras toses es clave para afrontarla con calma y sin alarmas innecesarias. Si alguna vez te has preguntado por qué una tos se alarga tanto o cómo saber cuándo conviene consultar a un médico, aquí encontrarás respuestas claras y sencillas.

Qué es la tos ferina

La tos ferina es una infección bacteriana causada por la bacteria Bordetella pertussis. Afecta a las vías respiratorias (nariz, garganta, tráquea y pulmones) y se transmite fácilmente de una persona a otra, principalmente a través de gotitas que salen al toser, estornudar o incluso hablar muy cerca.

Aunque puede aparecer a cualquier edad, los bebés y los niños pequeños son los más vulnerables. En adultos y adolescentes también puede darse, pero normalmente con síntomas más leves, a veces confundidos con una simple tos persistente.

Por qué se llama «tos ferina» o «tos convulsa»

El nombre viene de su síntoma principal: una tos intensa, repetitiva y difícil de controlar, que en ocasiones termina con un silbido al coger aire. Este sonido característico es lo que ha hecho que también se conozca como tos convulsa.

Un detalle curioso: en español se puede escribir tosferina (junto) o tos ferina (separado). Ambas son correctas, aunque la forma más reconocida en medicina y diccionarios es tosferina.

Cómo se contagia la tos ferina

La tos ferina es altamente contagiosa. Basta con estar cerca de alguien infectado para inhalar las pequeñas gotitas que expulsa al toser, estornudar o incluso al hablar.

El periodo de mayor contagio suele ser en las primeras semanas, cuando los síntomas aún parecen un resfriado común. Esto hace que, sin saberlo, una persona pueda transmitir la enfermedad a su entorno antes de que se confirme el diagnóstico.

Síntomas de la tos ferina

La enfermedad no aparece de golpe, sino que evoluciona en varias fases. Por eso a veces cuesta reconocerla al principio.

     1. Fase inicial (parecida a un resfriado): esta etapa puede durar una o dos semanas, y muchas veces se confunde con un simple catarro.

  • Moqueo o congestión nasal.
  • Estornudos.
  • Tos leve y esporádica.
  • Febrícula (décimas de fiebre).

     2. Fase de tos intensa (la más característica): puede alargarse de 2 a 6 semanas.

  • Episodios de tos repetitiva y seca, difíciles de detener.
  • Sensación de falta de aire durante el ataque de tos.
  • El sonido típico al inspirar después de toser, parecido a un silbido.
  • En ocasiones, vómito tras la tos, sobre todo en niños.
  • Mucho cansancio después de cada episodio.

     3. Fase de recuperación:

  • Los ataques de tos se van reduciendo poco a poco.
  • Aun así, pueden volver en periodos de varias semanas si la persona se resfría de nuevo.

En adultos, los síntomas suelen ser más leves: una tos persistente que no mejora con el paso de los días. A veces se confunde con bronquitis o asma.

Diferencias entre tos ferina y otras toses

La gran diferencia está en la duración y la intensidad: una tos por resfriado suele mejorar en una o dos semanas. Mientras que la tosferina puede prolongarse durante meses si no se trata.

Además, la sensación de ahogo y el silbido al inspirar son bastante característicos.

Si notas que la tos no cede con los días y se vuelve muy fuerte o repetitiva, es recomendable consultar con un profesional de la salud.

Tratamiento de la tos ferina

El tratamiento depende de la edad y de la gravedad de los síntomas, pero en líneas generales suele basarse en:

  • Antibióticos: indicados en las primeras fases, ayudan a reducir la propagación de la bacteria y acortar la duración de la enfermedad. Es fundamental que se confirme el diagnóstico por personal médico y que se complete el tratamiento recetado.
  • Medidas de alivio: descansar, hidratarse bien, mantener el ambiente libre de humo y usar productos que calmen la garganta, como comprimidos para chupar o infusiones templadas.
  • Atención médica en casos graves: especialmente en bebés y niños pequeños, que pueden necesitar hospitalización si presentan dificultad para respirar o se deshidratan.

La mejor ayuda está en el diagnóstico precoz y en las medidas de apoyo.

En conclusión, la tos ferina no es solo «una tos más», sino una infección que conviene identificar a tiempo para evitar complicaciones, sobre todo en los más pequeños. La buena noticia es que hoy tenemos herramientas para protegernos: la vacunación, la atención médica y también esos pequeños cuidados diarios que ayudan a evitar el contagio, calmar la garganta y sobrellevar mejor los síntomas.