¿Cómo tratar la laringitis en los niños?

4 de marzo de 2025

La laringitis es una inflamación de la laringe que, en niños, suele presentarse como laringitis aguda o crup. Esta enfermedad, aunque no es exclusiva de la infancia, sí que es bastante frecuente, especialmente entre los 6 meses y los 6 años de edad (1), y se caracteriza por síntomas como tos ronca, afonía o disfonía. En ocasiones, también aparece como síntoma un estridor inspiratorio (sonido respiratorio anormal al tomar aire), que suele empeorar por la noche y puede ir acompañado de fiebre.

Causas de la laringitis en niños

Para entender los diferentes tratamientos de la laringitis infantil, es importante conocer el origen de la infección. Aunque puede ser un contagio bacteriano, la laringitis en niños es generalmente de origen viral. 

Según la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, los virus para influenza tipo 1 y 2 son los patógenos más comunes asociados a esta afección. Otros virus implicados incluyen el virus respiratorio sincitial (VRS), los virus influenza A y B, adenovirus, metapneumovirus y coronavirus. 

Síntomas comunes de la laringitis aguda en niños

Los síntomas típicos de la laringitis en niños incluyen:

  • Tos ronca o «perruna».
  • Afonía o disfonía.
  • Estridor inspiratorio (ruido agudo al inhalar), especialmente al agitarse o en reposo en casos más graves.
  • Dificultad respiratoria de diversa intensidad.
  • Fiebre y síntomas de infección viral previa, como rinorrea (secreción nasal).

Estos síntomas suelen empeorar por la noche y pueden durar entre 3 y 7 días. 

Qué hacer cuando un niño tiene laringitis

El tratamiento de la laringitis en menores dependerá de la gravedad del cuadro clínico:

  • Casos leves: se tratan como otras enfermedades víricas, con tiempo y paliando los síntomas. Es decir, en casa, manteniendo la hidratación y en un ambiente tranquilo. En ocasiones, si el pediatra lo considera adecuado, se pueden utilizar medicamentos antiinflamatorios o para bajar la fiebre.
  • Casos moderados a graves: es fundamental que el niño sea evaluado en un centro sanitario. En situaciones severas, puede ser necesario el ingreso hospitalario para monitorización y soporte respiratorio. 
 

Cuánto dura la laringitis en los niños

La laringitis en niños suele durar entre 7 y 10 días, pero la fase más intensa generalmente no se prolonga más de 2 o 3 días. Durante este tiempo, es importante que el niño descanse en casa, evitando esfuerzos físicos y ambientes secos o contaminados.

Imagina que tu pequeño empieza a sentirse mejor tras dos noches de tos perruna y fiebre baja. Aunque ya no tenga síntomas evidentes, su cuerpo sigue recuperándose. No es momento de volver de golpe a la rutina habitual, sino de reintroducir poco a poco sus actividades, priorizando el descanso y la hidratación. Cuando vuelva a estar fuerte y sin molestias, podrá reincorporarse completamente a sus hábitos diarios sin problema.

Prevención de la laringitis en niños

La laringitis es altamente contagiosa. Las medidas preventivas incluyen:

  • Lavado frecuente de manos.
  • Evitar el contacto cercano con personas que presenten infecciones respiratorias.
  • Mantener una buena higiene respiratoria, como cubrirse la boca al toser o estornudar.

Estas prácticas ayudan a reducir la propagación de los virus en general, y de los que provocan la laringitis en particular.

Cuándo ir a urgencias por laringitis

Es importante acudir al médico si el niño presenta alguno de los siguientes síntomas:

  1. Dificultad respiratoria significativa.
  2. Estridor en reposo.
  3. Coloración azulada alrededor de los labios (cianosis).
  4. Dificultad para tragar o babeo excesivo.
  5. Empeoramiento de los síntomas o falta de mejoría después de unos días.
 

La evaluación de un especialista en salud infantil determinará el tratamiento de la laringitis en el niño y prevendrá complicaciones. 

En conclusión, la laringitis en niños es una afección común que, en la mayoría de los casos, se resuelve favorablemente con medidas de soporte y tratamiento adecuado. La identificación temprana de los síntomas y la consulta médica cuando sea necesario son fundamentales para asegurar el bienestar del niño.